martes, 14 de diciembre de 2010

Discurso de Claudio Augugliaro en la reapertura de nuestro local

Quiero darles la bienvenida y agradecer la presencia de todos Uds. en nombre de los que integramos este local partidario.
Para nosotros hoy es un día muy especial por dos razones que quiero compartir con Uds.
En primero lugar: porque hoy volvemos a reabrir una casa del radicalismo en este sector de Palermo, nuestra Quinta Bollini, donde militamos ininterrumpidamente  hace más de 28 años. Y aquí quiero hacer un reconocimiento especial a dos personas que son parte de este grupo y que en momentos difíciles para nuestro partido, nos abrieron las puertas de su centro y nos permitieron seguir militando, seguir transmitiendo nuestro mensaje radical en esta zona: Para Yoly y Eduardo Cáffaro todo mi reconocimiento y el afecto del que son merecedores.

En segundo lugar, porque estamos con este acto de hoy rindiendo homenaje a diez años de su desaparición física a una de esas personas que por siempre va a quedar en nuestro recuerdo, porque más que nuestro dirigente, fue nuestro amigo; uno de esos cientos de dirigentes radicales que por ahí no van a tener el reconocimiento en una placa, en una plaza o en una calle, pero que fueron y son indispensables para mantener viva la llama del radicalismo a lo ancho y a lo largo de la república por casi 120 años: me refiero a JORGE CONSOLI.
Y es así que en estos días pensado en este discurso, y repasando la vida,  la conducta y la militancia de Jorge y la historia de este local que él fundo, quise quedarme con dos características de el que están indisolublemente ligadas a este ateneo.
Porque así como –a otro nivel – si Uds. me lo permiten, Leandro Alem le transfiere su impronta a este radicalismo  conformando un partido moderno, con una fuerte preocupación por la dignidad humana, la cuestión social y las libertades públicas.
Así también Jorge impregna a este local de dos principios que guiarán su militancia: el trabajar por la unidad de los radicales y una fuerte inclinación a la labor barrial, en un distrito que por ser capital de la república y centro de la escena política del país, muchas veces relega la cuestión local.
Es así que Jorge siempre trató de acercar posiciones entre radicales sin renunciar a sus convicciones y principios. Y es entonces que, al primigenio grupo que venía del Núcleo Unidad,  sumó a sus amigos de toda la vida –a los que acercó al radicalismo-, a los que como en mi caso éramos jóvenes y nos acercamos a este partido en los últimos tiempos de la dictadura militar, y así siguió sumando, y aglutinando voluntades para hacer más fuerte la presencia radical en este sector de Palermo. Jorge no construyó a partir de una situación de poder.  A Jorge no le tocaron tiempos fáciles para la militancia, pero Jorge entendía la militancia con pasión, la desarrollaba con profunda alegría,  era un gran amigo de sus amigos y tenía un estilo de conducción por demás horizontal y participativo. Estas eran las herramientas con las que Jorge se convirtió en una referencia insoslayable del radicalismo en esta zona y de la Ciudad.

Y aquí estamos hoy, casi todos los que acompañamos a Jorge en el Ateneo Alem, sumando nuevas voluntades,  sumando amigos de Colegiales como Adolfo y Clara, y otros como un gran dirigente joven de esta ciudad como es Gonzalo Berra,  para desde la militancia común potenciar la llegada del mensaje radical en esta zona, como aprendimos de Jorge.
La segunda característica que quiero resaltar de Jorge como les decía,  es su vocación por el trabajo territorial. Jorge desde siempre planteó que en paralelo al debate de los grandes temas nacionales (pensemos en ese particular momento de la epopeya de la recuperación democrática), nosotros teníamos un compromiso con nuestro barrio, con la comunidad en la que nos desarrollamos y con los vecinos con los que interactuamos día a día. Es así que desde el primer momento planteamos campañas locales que ayudaron a mostrar que más allá de un proyecto nacional el radicalismo tenía una fuerte preocupación por lo local. La primera campaña que recuerdo es la de la reinstalación de las paradas de colectivo en las veredas del Regimiento Patricios, allá por 1983. Y quiero mencionar otras dos: la movida contra el estacionamiento medido en los barrios de la zona norte, que lo tuvo a Jorge como protagonista excluyente, y aquella en la que haciendo punta en temas ambientales logró el cierre de la Algodonera Argentina por contaminante.
Y nosotros continuamos esa línea de trabajo que nos marco Jorge. Y pusimos especial empeño en trabajar en materia de políticas de gestión de proximidad, y hoy somos una pequeña referencia para las organizaciones vecinales y para muchos en el partido en estos temas que hacen a la descentralización y la participación ciudadana.
Estas dos características de Jorge con las que nos identificamos plenamente me llevan a una última reflexión que tiene que ver con el distrito.
Necesitamos unir ideas y militancia radical para que juntos podamos elaborar la mejor propuesta política para este Distrito.
Nosotros desde este local tenemos vocación e ideas para aportar en este sentido pero entendemos que esa empresa solo va a ser posible si la emprendemos todos los radicales.
Somos el  partido que mejores cuadros técnicos y políticos puede mostrar en temas de Ciudad.

Queremos protagonizar una gestión que impulse un modelo de ciudad que haga realidad el mandato de democracia participativa, que impulse las Comunas y la participación ciudadana como ejes de una eficaz gestión de proximidad y motor de una profunda transformación de la administración pública local;
Que profundice los niveles de autonomía de la Ciudad para posibilitar un mejor nivel de vida, no sólo a sus habitantes, sino a los millones de argentinos que día tras día trabajan estudian y disfrutan. En temas como transporte, puerto y seguridad; o cuestiones institucionales como la carencia de un Código Electoral y una ley de Partidos Políticos que establezcan claramente las reglas de juego de una competencia democrática.
Una ciudad descentralizada es también una ciudad más equilibrada entre el Norte y el sur. Y este desequilibrio no se compensa con la mudanza a Parque Patricios del edificio del Banco Ciudad diseñado por Norman Forster, se compensa con mayor infraestructura educativa que equilibre la relación 60 a 40 en detrimento del sur, que termine con que la matricula insatisfecha que en un 70% se da en la zona sur, y que cumpla con algunas obras que marquen definitivamente la presencia del estado en esa zona que parece olvidada, notablemente el Hospital de Lugano, por el que hoy están condenados el Jefe de Gobierno y su ministro de Salud a una reducción diaria de sus haberes por haber paralizado la obra.
Una proyecto que contemple que Buenos Aires como todas las grandes metrópolis del mundo envejece, y que debe tener una clara política de asistencia integral a la tercera edad y sus familias para evitar la institucionalización.
Que de respuesta a los problemas de contenidos e Infraestructura educativa (notoriamente en el nivel medio). Y sea la contracara de esta gestión que a pesar de una toma prolongada de establecimientos educativos va a terminar con una ejecución presupuestaria en materia de infraestructura muy inferior a la del año pasado.

Todos tenemos ideas para aportar en la construcción de una plataforma común. Todos tenemos ganas de impulsar un cambio. Sabemos cuál es la Buenos Aires de nuestros sueños. Porque en  definitiva, si en algún lugar hemos demostrado que sabemos, queremos y podemos es en esta Ciudad. Nos falta terminar de salir del duelo y tener el coraje de encabezar una alternativa a la actual falta de gestión que padecen Buenos Aires y sus vecinos.
En este entendimiento habremos cumplido con el deber de esta hora. Nosotros habremos honrando la memoria de Jorge, y todos juntos enaltecido el mandato de miles de radicales porteños que a lo largo de casi ciento veinte años han trajinado las calles de esta ciudad y apuntalado con su trabajo militante el futuro de una Buenos Aires mejor.